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lunes, 23 de mayo de 2016

SERMÓN DEL DOMINGO DESPUÉS DE LA ASCENSIÓN R. P. ALTAMIRA (Bogotá, año 2016)



Queridos hijos: 
 En este “Domingo después de la Ascensión”, quería hacerles una breve prédica comentando algunos pasajes de la Epístola de la Misa de hoy, y, dentro de tantas cosas que se podrían decir, relacionar esa epístola con problemas “actuales” que cargan, padecen, o soportan, nuestras familias: Quería hacer una aplicación de ese texto a la vida familiar. 

Se trata de la Primera Epístola del Apóstol San Pedro (I Pe 4,7-11), carta del primer Papa de la Historia, y ya alguna vez hemos dicho que las famosas “Encíclicas” de los Papas son también “cartas”, cartas a todo el orbe católico. Utilizaremos entonces esta “Encíclica del Papa San Pedro”.  

Veamos algunos pocos pasajes de esta epístola y hagamos algunos comentarios. “Estote prudentes et vigilate in orationibus”: Sed prudentes y vigilad en la oración. “Sed prudentes” dice San Pedro, y, al revés de “ser prudentes”, tenemos muchas cosas para decir sobre la vida familiar. 

No es prudente dejar a los hijos (o incluso a los esposos) que estén con el tema de los jueguitos de la computadora o del celular; “allí están todo el día”; en realidad, ¡no hay que estar ni treinta minutos con esos jueguitos! 

 Hay familias que tienen sus hijos enviciados con estos juegos, “se pasan toda la noche jugando, horas y horas”, y hay madres que ya no saben qué hacer. Un joven llegó a decir algo así como que “jugar en red”, yo no sé a cuál de esos juegos, decir que eso era “el fin de su vida”; ¿o sea que la finalidad de una vida es un jueguito electrónico? 

Esos jueguitos, además, destruyen la capacidad intelectual de sus hijos; después son incapaces de concentración, incapaces de pasar horas estudiando con un libro (como muchas veces hay que hacer; todos lo sabemos). Y qué ocurre si sumamos a esos jueguitos todas las otras cosas que hay para “hacernos bobos y borregos” (hay gente mala que piensa en estas cosas, que las crea y que las fomenta). 

¿Y qué otras cosas existen? “Es que ahora veo películas por internet, por youtube, por netflix, hasta las veo en mi celular”; y otra vez: “¡están todo el día viendo películas!”. Y sin entrar a las cosas indecentes que se muestran y se enseñan en las películas, consideren ¡la pérdida de tiempo que eso significa! “Y no sólo eso, sino que ahora puedo ver, y veo, los dibujos japoneses Animé por internet, en mi celular”. 

Queridos hijos, “el fenómeno Animé” no es normal; el grado de encadenamiento, la forma como quedan “atrapados” y absolutamente cautivados sus hijos con esos dibujos no es normal:

Allí hay algo raro (yo no sé si diabólico). Hay mamás que tienen a sus hijos así y no saben qué hacer con ellos, ni cómo sacarlos. Además, esa empresa japonesa Animé ofrece de todo, y, por lo que me han dicho, también ofrece –perdón que lo diga- pornografía de lo peor en dibujos animados. ¿Y ustedes permiten que sus hijos vean eso? 

 “Pero es que eso no es todo, padre: También tengo que ocuparme del facebook, del whatsapp, del twitter, de los chats, de mi correo electrónico, de los videos graciosos de youtube, de los sitios que veo en internet”; la lista es interminable. 

 La otra parte de la cita mencionada dice “vigilate in orationibus”, “vigilad en la oración”, o en “las oraciones”. El verbo “vigilare” en latín significa entre otras cosas dormir menos, estar despiertos (en vigilia). Si ustedes quieren, el sentido sería pasar más tiempo en la oración, y, por qué no, despertarse antes para rezar. 

Y la palabra está en plural, en “las” oraciones, y si la consideramos en sentido amplio, puede abarcar: La Santa Misa (venir tal vez entre semana a Misa), el Santo Rosario cada día, la Lectura de la Sagrada Escritura, la vida y los escritos de los santos, etc. 

En las familias, la propuesta de San Pedro es: “Vigilar en la oración”. ¿Rezar cada día el Santo Rosario? Nada. ¿Pasar horas con lo que recién decíamos del internet? Eso sí. 

“Ante omnia autem, mutuam in vobismetipsis caritatem continuam habentes, quia caritas operit multitudinem peccatorum”: Pero ante todo, tened mutua caridad entre vosotros, porque la caridad hace desaparecer [ante Dios] multitud de pecados. También mil cosas para decir. ¿Reina la caridad dentro de sus familias; caridad de los hijos hacia los padres (el respeto y el amor); caridad de los hermanos entre sí? ¿O son esas familias en que están todos peleados o peleándose; todos desunidos? 

 Entre los problemas que cargamos por haber tenido el pecado original, tenemos nuestro egoísmo, pensar más en uno que en los otros, “primero yo, segundo yo, tercero yo”. Todos nosotros debemos trabajar en contra de nuestro egoísmo, para tratar de quitarlo. Y si lo relacionamos de nuevo con lo que decíamos más arriba: En vez de compartir en familia, en vez de dialogar en la mesa, en vez de aprovechar los momentos familiares de encuentro (el almuerzo y la cena); no, eso no; y todos en “su” mundo; respondiendo el chat en el almuerzo, viendo el correo electrónico en el almuerzo, viendo películas en la mesa. 

Egoísmo por estar en “su” mundo del internet y no compartir en familia; todo el día con su “super-celular-moderno”. 

“Hospitales invicem sine murmuratione”: Siendo hospitalarios (amables, serviciales) los unos con los otros, sin murmuración. ¿Somos hospitalarios dentro de la familia? ¿O somos incapaces de hacer un favor al otro; de buscarle algo; de ayudarle con algo; de alcanzarle algo que nos pide el papá, la mamá o uno de los hermanos; o si lo hacemos, lo hacemos con “murmuración”, quejándonos, protestando? Los esposos, ¿son amables, atentos, serviciales con sus esposas? Las esposas, ¿lo son con sus maridos? Los hijos, ¿son serviciales con su mamá cuando ella les pide cosas?, ¿o caen en la murmuración y en protestar porque ella les pide algo?, ¿hacen al revés de lo que dice la epístola de la Misa; en vez de hacerlo “sine” murmuratione (sin murmuración), lo hacen “cum” murmuratione (con murmuración, protestando)? 

Ayuden en sus casas sin protestar. Sean respetuosos con su papá y con su mamá, obedientes hacia ellos, haciendo las cosas que ellos les pidan. 

Relacionado con esto último, ahora les decimos varias cosas que están en la Sagrada Escritura sobre respetar a los padres, etc: (Eccli 7,29-30) “De todo corazón honra a tu padre y no olvides los dolores de tu madre. Acuérdate de que les debes la vida. ¿Cómo podrás pagarles lo que han hecho por ti?”. 

Ahora, tres citas fuertísimas de castigos a los hijos que pequen contra sus padres: (Deut 27,16) “Maldito quien deshonre a su padre o su madre. Y todo el pueblo responderá: Amén”. (Proverbios 30,17) “Al que escarnece a su padre y pisotea el respeto de su madre, cuervos del valle le saquen los ojos y devórenle las crías del águila”. (Eccli 3,14-18) “Como un blasfemo es quien abandona a su padre, Y SERÁ MALDITO DEL SEÑOR QUIEN IRRITA A SU MADRE”. 

Y ahora los “premios” para los hijos que son respetuosos con sus padres: (Eccli 3,4-11) “El que honra a su padre expía sus pecados, y el que honra a su madre es como el que guarda tesoros. El que honra a su padre se regocijará en sus hijos y será escuchado en el día de su oración [cuántas veces nuestras abuelitas o nuestras mamás, si les faltábamos el respeto, nos decían, como con profecía, que lo mismo nos iba a pasar después con nuestros hijos]. 

El que honra a su padre tendrá larga vida [el premio por ser respetuosos es tener una vida larga, pero podemos pensar que tal vez aquí hay una amenaza “a contrario”: los hijos que son irrespetuosos con sus padres morirán rápidamente, tempranamente]. 

El que obedece al Señor es el consuelo de su madre. El que teme al Señor honra a su padre y SIRVE COMO A SEÑORES A LOS QUE LE ENGENDRARON. 

De obra y de palabra honra a tu padre, para que venga sobre ti bendición *también “a contrario” podemos pensar que vendrá “maldición” sobre el hijo que es maleducado con sus padres]. 

Porque bendición de padre afianza la casa del hijo, y maldición de madre la destruye desde sus cimientos”. Sobre el premio que hay, AUN EN ESTA VIDA, por ser respetuosos con el papá y con la mamá, tenemos una cita en San Pablo a los Efesios (6,2-3), que se relaciona con lo dicho, y que dice: “Honra a tu padre y a tu madre, es el primer mandamiento que tiene promesa, PARA QUE TE VAYA BIEN y TENGAS LARGA VIDA sobre la tierra”. 

Cuidado los hijos irrespetuosos, les puede pasar lo contrario del premio que está aquí prometido. Y Monseñor Juan Straubinger, comentando esto, dice: (nota 6,2) “Es notable el paréntesis que San Pablo introduce aquí en la cita del Cuarto Mandamiento para destacar que es el primero (y único) a cuyo amor [el amor y respeto a los padres] nos estimula Dios por una promesa de felicidad aun temporal [aun en la tierra]. 

Sin duda interesa al Divino Padre [a Dios] ver honrada la paternidad [ver que los padres sean honrados por sus hijos+…”. 

Como conclusión queremos volver a las ideas del principio de la prédica, al estar distraídos en bagatelas, todo el día pensando y gastando nuestro tiempo en bobadas, y jamás en las cosas serias, jamás en las cosas de Dios, en el fin de nuestras vidas, jamás en las cosas que perdurarán, en las cosas eternas. 

Como dice el profeta en la Sagrada Escritura: “La tierra está desolada, porque nadie reflexiona en su corazón”; todo es movimiento, todo es actividad, agitación, superficialidad. 
Somos “superficiales”; y no somos personas “profundas”. Y así, como dice tan hermosísimamente ese Himno de Vísperas: “DUM NIL PERENNE COGITAT, SESEQUE CULPIS ILLIGAT”, “como no piensa (o no pensamos) en nada perenne (en cosas eternas, en las cosas de la eternidad), se ata a sí mismo con culpas (con pecados)” (Himno Lucis Creator Optime). 

Es decir: No pensamos en nada eterno, todo es pasajero, pensamos y gastamos nuestra vida en lo caduco, y por no tener nuestra mente en lo eterno, hacemos pecados y nos encadenamos con ellos, “ílligat”. Con esto, en vez de llevar una vida familiar hermosa, según Dios y según su Catolicismo, nuestras vidas se van por carriles contrarios, por los carriles modernos, por la bobada del mundo moderno. 

Termino con una última cita de la epístola de San Pedro, cita entonces de la Misa de hoy. Si estas palabras han servido, la consigna deberá ser desde hoy llevar vidas plenamente católicas en nuestras familias, UT IN ÓMNIBUS HONORIFICETUR DEUS, para que en todo sea honorificado Dios, para que en todo lo que hacemos en nuestra familia Dios sea glorificado, PER IESUM CHRISTUM DOMINUM NOSTRUM: por Jesucristo Nuestro Señor. 

AVE MARÍA PURÍSIMA.