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miércoles, 4 de marzo de 2015

MEDITACIONES: Miércoles tercero de Cuaresma




Meditación

Por el P. Alonso de Andrade



De las sillas primeras que pidieron San Juan y Santiago a Cristo por medio de su madre

   Subiendo Cristo a Jerusalén con sus discípulos pronosticó su Pasión, y a esta sazón llegó la madre de los hijos del Cebedeo, y le pidió las dos primeras sillas de su reino para ellos. Cristo los reprendió y ofreció su cáliz y los demás se indignaron de tu petición, con cuya ocasión Cristo les amonestó la humildad, que es el camino para ser primero en su reino.

   Punto I.- Considera cómo cuando Cristo sube a Jerusalén, va tratando de su pasión  y muerte, para enseñarnos que el camino para subir a la celestial Jerusalén y a la vista clara de Dios, es su Pasión y padecer por su amor, como Él padeció por el nuestro. Considera la importancia de conseguir esta dicha que no es menos que la vida bienaventuranza y eterna, y no excuses el padecer, antes abraza la cruz con toda voluntad para que puedas llegar a poseer la gloria del Señor.

   Punto II.- Considera cómo estos dos hijos tomaron consejo con su madre acerca de su pretensión de los honores y dignidades, y lo erraron, porque siempre yerra esta materia quien se rige en ella por la carne y sangre. Ponte delante de Dios nuestro Señor y pídele consejo en todas tus cosas y en las que tocan a tu alma, no te aconsejes con los parientes que son parte apasionada, y te harán despeñar en un abismo de dificultades y trabajos, y lo que es más, de llorar en tu condenación.

   Punto III.- Considera la respuesta de Cristo, quien les dijo: No sabéis lo que pedís, porque todo ambicioso es ignorante y no sabe lo que pide y el laberinto de dificultades en que entra, cuando entra en la pretensión de los honores y dignidades, ni sabe lo que pide; porque no conoce cuán poco es y vale lo que pretende, pues todo es un poco de viento, y él lo pretende como si tuviera algún valor. No te ciegue el oropel que brilla en este mundo de los honores humanos. Pide a Dios luz para conocer lo que son, y despreciarlos, dejarlos, y no gastar tu vida y tu paz en pretenderlos, sino en buscar los eternos y los celestiales, que son los verdaderos y los que nos enseñó Cristo a buscar en este mundo.

   Punto IV.- Considera la indignación que causó en los discípulos de Cristo la pretensión de los dos hermanos, y cómo los quietó Cristo, enseñándoles que la humildad era el camino para ser el mayor en el cielo y alcanzar las primeras sillas de su reino. Pondera lo primero, cuánto te importa seguir el camino bajo de la humildad para no turbar la paz de los demás con tus pretensiones y singularidades, las cuales inquietan, y lo segundo para caminar por la senda baja de la humildad, tomando acá el  más bajo lugar, para merecer allá el más alto, y servir a todos como esclavo, para reinar con Cristo después de su santo reino.